La inesperada por la mayoría de la población mundial pandemia de coronavirus nos encerró en nuestras casas, pequeñas o medio-grandes, nos alejó de los familiares con un miedo descomunal de algo que pueda herir hasta muerte los seres queridos más vulnerables de salud y los más mayores. Difícil tiempo con bombardeo diario de noticias de oleadas de contagios, hospitales desbordados, valientes médicos y sanitarios luchando por las vidas humanas con poca protección y muertes, muchos muertes…Un azote mundial con más de 4 millones infectados por el virus más maligno e innumerable vidas destrozadas …
La Tercera Guerra es brutal, la economía de los pequeños y medianos negocios ya está ahogándose y la pobreza nos está atacando con dientes afilados. Tres meses de duros confinamientos domicilios con escasa posibilidad de salir a breve paseo solo para comprar comida o medicamentos, y además una primavera fría, riéndose con viento tormentoso a nuestros esfuerzos particulares. Cuanta lucha, Dios!
Pero en el medio del mes más bonito, Mayo, sale sonriendo nuestro Sol para dar calor iluminando la esperanza de los billones humanos por todo el mundo, que volverá la normalidad!
Esta libertad de respirar un aire oxigenado (porque, si, el pequeño parón de la locura del siglo XXI de innumerables aviones, camiones, autobuses, coches y motos, nos limpió el aire dando un pequeño respiro a la planeta que estamos ahogando), de ir andando sin explicaciones o horarios, simplemente por contemplar el verde, el coloreo de la apuesta del sol o una bonita arquitectura…
Porque esa Esperanza, es el pilar fundamental, que necesitamos para nuestra vida sana, amena, familiar, los abrazos, las ganas de compartir las cervezas o un vino con muchas confidencias entre amigos y seres queridos, en la terraza favorita o las comidas de domingos de mama, ver el partido de futbol y gritar de emociones, disfrutar un espectáculo o admirar los cuadros del museo. Y qué decir del paseo por el centro histórico de Madrid, o cualquier sitio de la nuestra preciosa planeta Tierra, escalar hacia el pico, admirar el azul del mar, hacer un quiz o escuchar un cuento con los niños….
Nuestra vida humana, todos la queremos de vuelta, pero la lucha contra el bicho nos enseñó, que la tenemos que merecer y cuidar, que el dinero no es lo más precioso en este (nuestro) mundo, que en vez de ser tan consumistas, hay que pensar en cuidar el tesoro que es la planeta, la naturaleza y dejarla limpia a los futuros generaciones. Las oraciones para los gobernantes poderosos serian que sean más humildes y bondadosos. El verdadero progreso y sabiduría es preservar el mundo, la humanidad y no destruirlo. Es una tarea para todos!
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